Silvio Waisbord es un investigador argentino, que actualmente se desempeña como profesor y director de estudios graduados en la Escuela de Medios y Asuntos Públicos en la George Washington University en Washington, Estados Unidos. Es además editor de la revista académica International Journal of Press/Politics. Desde la perspectiva que le da su experiencia académica en el exterior, analiza la situación medios, periodismo y política en Latinoamérica. Sintetizamos algunos conceptos de la entrevista realizada en plazademayo.com (entre corchetes se incluye el momento aproximado del video donde se puede localizar la idea).
- Cuando se habla de periodismo militante hay que preguntarse si es un periodismo que está dispuesto a defender un proyecto más allá de los avatares de la política, y sobre todo, quién lo financia, esto es, si tiene un padrinazgo político o lo pagan los dineros públicos. No es fácil contraponerlo al llamado “periodismo comercial” o al “periodismo independiente” [0.10]. [artículo del autor]
- Con relación al papel del periodismo, lo que se está discutiendo en Estados Unidos es el fin de los medios impresos, el impacto de las nuevas tecnologías, el periodismo ciudadano. En Europa la prensa gráfica no está tan en crisis por lo que la discusión es otra. En Argentina la discusión está muy centrada en la reforma de medios. [3.30]
- La mediatización de la política no va a cambiar sino que el proceso se va agudizar con los nuevos medios, que articulan lo masivo con lo interpersonal. Lo más interesante como fenómeno en Latinoamérica es que hay un convencimiento sobre todo de los políticos acerca del gran poder de los medios, que motiva las actuales reformas en los sistemas de medios. Es curioso porque no necesariamente esto se apoya en la evidencia académica. [5.55]
- No puede decirse que en todos los casos los medios tienen alto impacto en la opinión pública. Cuanto mayor convencimiento la gente tenga sobre un tema menos probable que pueda el medio moldear su idea sobre él. Cuando hay temas como desocupación, inseguridad, economía, sobre los cuales la gente tiene experiencia directa, o se informa con comentarios personales, es menos probable que puedan ser manipulados desde los medios [8.10].
- Con relación al impacto de las redes 2.0 en los recientes hechos en África, es algo muy norteamericano pensar que la revolución puede hacerse con tecnología creada en Estados Unidos. Hay que ver cuáles son los problemas que estas nuevas tecnologías ayudan a solucionar. La tecnología por sí no explica el proceso social político. [10.10] [artículo del autor]
- En Latinoamérica hay una mayor segmentación entre públicos hiperinformados y otros poco informados, con lo que se generan islas informativas. Es más difícil que la misma audiencia esté expuesta a la misma información a un mismo tiempo, como ocurría en el modelo clásico de los medios masivos. [12.20]
- Es cierto que los medios no hacen una cobertura de la política cercana al debate ciudadano, pero no hay evidencia de que los ciudadanos estén pidiendo más información. No hay datos que demuestren que las audiencias prestarían más atención a la información política si tuviera una forma propositiva, en lugar de la cobertura habitual que se enfoca en el escándalo político [14.40].
- Las campañas electorales son cada más empresariales, dentro del modelo de la comunicación política de arriba hacia abajo. En Argentina se habla mucho del “discurso”, pero las elecciones se resuelven por los hechos, lo que requiere de un mayor trabajo. Hay teorías económicas que sostienen que lo único que puede predecir el resultado de una elección son las variables económicas [17.10].
- Hay mucha evidencia académica sobre cómo se puede influir o no en la opinión pública a través de los medios o de la publicidad, pero no se ve que se aplique este conocimiento a las campañas concretas. En Estados Unidos se ha descubierto que las elecciones se han ganado a partir de la movilización de un segmento de la población, que es el que tiene el voto menos definido por un algún partido, alrededor de ciertos temas como la inmigración, la desocupación, la inseguridad. Sin embargo, no funciona con todos los temas. Es más difícil convencer a la gente sobre cuestiones como la economía, de la que se informa en su vida cotidiana y no exclusivamente desde lo que le dicen los medios o los políticos [22.00].
- Lo que se discute en la academia en Latinoamérica no es lo que se está tratando en otros ámbitos con intereses diferentes. En Europa se discute la multicultarilidad en la comunicación, que a su vez no son temas centrales hoy en Estados Unidos, donde hay un predominio de la psicología cognitiva y la psicología experimental. En Latinoamérica, históricamente hubo temas que pegaron muy fuerte, como participación o identidad, que no son preocupaciones centrales en las academias europeas o estadounidenses (exceptuando Francia, que tiene una tradición particular). Lo que se discute acá sobre medios ya no se está discutiendo en otros ámbitos [25.00].
- Al hablar de medios públicos habría que pensarlos desde la sociedad civil. Hay una tradición en Latinoamérica de oponer lo público a lo mercantil. En democracia habría que pensar cómo la sociedad civil cobra un protagonismo y pensar lo público desde ahí, no desde lo estatal.
- No hay democratización de los medios sin democratización de la financiación de esos medios. No es solo una cuestión de propiedad. Para hacer periodismo de cualquier tipo, se necesitan fondos, porque un periodismo de calidad suele costar dinero. El periodismo ciudadano es válido pero no excluye el periodismo profesional, dedicado a producir información. Las experiencias mundiales de sistemas públicos de medios se apoyan en sistemas parlamentarios con partidos políticos fuertes, con un consenso muy fuerte de las fuerzas políticas sobre lo que deben ser los medios públicos. Nada de esto existe en la Argentina por eso es un interesante laboratorio de lo que puede pasar con la nueva ley [31.00].
Entrevista realizada por A. Amado, para plazademayo.com, 16/03/11.