En mayo de 2011, en la mesa redonda “La palabra en democracia” participó Omar Rincón dando una semblanza de la comunicación pública en Latinoamérica. Desde su mirada se puede comprobar que los países del continente atraviesan momentos similares y que podría sacarse aprendizajes conjuntos del intercambio de análisis. Quizás la propuesta más desafiante de Rincón es que nuestras sociedades se explican mejor desde las telenovelas que desde la teoría política clásica. De su presentación surgen ideas provocativas al respecto que desarrolla en el prólogo de La palabra empeñada y en ¿Por qué nos odian tanto? Estado y medios de comunicación en LA. Algunas de los conceptos expuestos por Omar Rincón en la presentación se sintetizan a continuación:
- En nombre de la democracia hoy habitamos el Estado comunicador, es decir, no se gobierna sino que se comunica, se hace todo para comunicar y nada para gobernar. Esto marca un quiebre, ya que antes era la política la que determinaba la comunicación y ahora es la comunicación la que define el rumbo de la política.
- En este Estado comunicador no solo se gasta, y mucho (se gasta más en comunicación que en cultura), sino que además sucede otra cosa que es más grave aún, y es que hoy la mayoría de los periodistas trabajan en el gobierno, lo que hace que los mismos gobiernos se vuelvan hiper profesionales en hacer periodismo. En Colombia hay más periodistas trabajando en el área de cultura del gobierno que en secciones de cultura en medios.
- Se da un cruce de dos tipos de opinión pública. Por un lado, una opinión pública ilustrada y, por el otro, una opinión pública popular. Y en este terreno, los políticos saben cómo llegar a la opinión popular y a la ilustrada la provocan para generar discusiones, para tenerla “ocupada”.
- En este punto, esta situación no solo nos obliga a repensar lo que es la esfera pública y la opinión pública, sino que además, en cuanto a los medios de comunicación y los Estados comunicadores, es claro que la teoría política no funciona, pero si aplicamos la “teoría de la telenovela y el melodrama”, todo cobra sentido. La hipótesis narrativa de la nativa es “mujer pura salva a hombre equivocado” y eso aplica a la idea de “presidente salva a pueblo”:
- Los presidentes salvan a sus pueblos en un acto de amor y no en un acto de gobierno, lo cual hace que hoy, todo gire en torno a cuanto aman los mandatarios a sus ciudadanos: los aman dándoles subsidios, los aman visitándolos, los aman hablando con ellos, defendiéndolos, abrazándolos.
- Los medios son testigos de esos actos de amor y muestran a los presidentes recorriendo villas, inaugurando obras, caminando los barrios, entre otras cosas.
- Las encuestas de opinión pública ya no miden si el presidente está gobernando bien o mal, si no el amor del pueblo hacia su mandatario, hacia el “héroe” en términos de telenovela. Entonces a veces pasa que el gobierno mide mal pero el amor del presidente a su pueblo mide bien.
- En este contexto de la telenovela y el melodrama, la comunicación es usada como una herramienta de lucha contra los “villanos”, por eso la permanente lógica de confrontación “o estás conmigo o estás contra mí”.
- En este marco, se pone de manifiesto que hay una lucha por el relato de la democracia y la hegemonía política entre el gobierno y los medios de comunicación. Pero no solo una lucha por el relato hegemónico, sino también una lucha por quien domina ese relato.
- El error de los medios fue mostrarse siempre como los “buenos” de la historia, hablando mal de los políticos y sus gobiernos, porque ahora estos nuevos presidentes han puesto a los medios en tela de juicio para la sociedad. Este cambio de roles convirtió a los medios en oposición política, dejando de ser escenario de la democracia para transformarse en un actor político más.
- Ante este panorama, hoy lo importante es diferenciar entre medios de comunicación y periodistas porque los periodistas no son los medios. Estos están en la lógica de negocio y de la actuación política, no así los periodistas.
- La libertad de información se volvió la cancha del debate político en América Latina, es decir, dejó de ser un derecho y una ley para convertirse en la arena donde se está disputando la lucha por el relato hegemónico de la democracia.
- Como no estamos hablando de libertad de información sino de una lucha política donde la información es la base, se trata de una democracia confusa desde lo político, pero seductora desde el melodrama.
La exposición se hizo en el marco de la mesa “La palabra en democracia”, organizada en el Senado de la Nación, de Buenos Aires, el 19 de mayo de 2011. Participaron Omar Rincón, Carlos March, Tomás Abraham, María O’Donnell y Norma Morandini.
[Adriana Amado, con la colaboración de Karina Ortiz]