A veces creemos que lo que nos pasa es algo único. Que sólo pasa en Argentina. El inmenso valor de las producciones de Centro de Competencia en Comunicación de la Friedrich Ebert es que se cuidan de mostrar la diversidad del continente en temas de comunicación. Y permite ver la unidad de problemas comuenes en el continente. El título del último cuaderno es elocuente: “¿Por qué nos odian tanto? [Estado y Medios de Comunicación en américa latina]”.La publicación reúne comunicadores de cada uno de los países que analizan medularmente los avatares del vínculo prensa y gobierno
# México – Crónica de una transición fallida – Jacinto Rodríguez
# República Dominicana – Una locura mediática – Ramón E. Colombo
# Guatemala – Con los mismos anteojos – Marielos Monzón
# Honduras – Golpe de Estado, elecciones y medios en una democracia fallida – Manuel Torres Calderón
# Nicaragua – Conviviendo con el enemigo – Eduardo Marenco
# Costa Rica – La tentación contenida – Álvaro Murillo
# El Salvador – La estrategia del cambio – Ricardo Valencia
# Panamá – El poder de los medios – Fernando Martínez
# Venezuela – Intolerancia a la crítica y hegemonía comunicacional menoscaban libertad de expresión – Elsa Cecilia Piña
# Colombia – Espionaje, presiones e intimidaciones al relato periodístico – Margarita Martínez
# Ecuador – El club de la pelea… poder político vs poder mediático – Gustavo Abad
# Bolivia – De la polarización a la hegemonía – Fernando Molina
# Perú – El público sigue perdiendo – Jacqueline Fowks
# Paraguay – La endogamia del poder (ó) en busca de una nueva identidad democrática – Silvia Páez
# Uruguay – Descubriendo a la cenicienta – José Pedro Díaz
# Argentina – Todo o nada… Estado y medios en pie de guerra – María Eugenia Ludueña
# Chile – La suma de los medios (y de los miedos) – Francisco Martorell
# Brasil – Entre el pluralismo informativo, la censura judicial y el pragmatismo político – Carlos Eduardo Lins
El prólogo de Omar Rincón, como el epílogo que escribe junto con Ana Lucía Magrini, son imprescindibles para volver a pensar la inflamación de comunicación gubernamental que aqueja al continente, cuyos antibióticos han exterminado cualquier virus de investigación periodística. La conclusión del estado de situación no puede más que plantearse con una pregunta: “¿Hay que defender a los medios de comunicación del Estado o al Estado de los medios y los periodistas?”. El que pueda decir que conoce ciertamente la respuesta, que puede ofrecer datos concretos que demuestre la factibilidad de una u otra opción, que arroje el primer mensaje.
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